Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica
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¿CONTROL EMOCIONAL?
(2007)

Emociones: alegría, tristeza, ira, miedo, vergüenza, satisfacción... Hay tendencia a evitar las desagradables, pero taparlas, tragarlas o no enterarse, no hace que desaparezcan: esperan agazapadas. Una situación concreta las puede explosionar o hacerlas aflorar a modo de síntomas (trastornos de ansiedad, fobias, depresiones, conflictos con los demás, duelos patológicos, pánico, angustia...).

Dice Alejandro González Iñárritu (director de las películas “Amores perros”, “21 gramos” y “Babel”): “Al tratar de evitar el dolor [emocional] constantemente, se está también evitando la alegría, la posibilidad de placer, la capacidad del gozo. Si le tememos tanto al dolor, le estamos también negando la posibilidad al otro lado del dolor que es la capacidad de gozar. Yo no tengo miedo al dolor”.

Las emociones en sí no son ni buenas ni malas. Dependerá de si las sentimos excesivas para el acontecimiento que las desencadena o de si nos hacen pasar a actos nocivos para uno mismo o para otros. Más que controlar las emociones, se trata de acotar las conductas asociadas. (Por ej., no censurar a un niño por enfadarse, pero sí poner límite a que pegue a otro o se haga daño a sí mismo.)

El mero control emocional deja de lado el saber inconsciente que constituye el resorte de determinadas experiencias emocionales. Emociones que apuntan a deseos y temores inconscientes.

Un punto clave: en ocasiones sentimos ambivalencia emocional. Es decir, sentir a la vez amor y odio por la misma persona (por el padre, la madre, la pareja, el hijo...). De esto, en diferentes formas y con diversas resoluciones, nadie se libra. El secreto estriba en cómo hace cada uno con esa ambivalencia. Un niño (o niña) ama a su padre (o madre) cuando satisface su demanda, pero se enoja cuando le regaña o lo odia cuando el hijo desea tener en exclusiva a la madre, y el padre se interpone. Entonces, el niño que fuimos puede reaccionar de distintas maneras (lo cual condicionará cómo hace con estas emociones de adulto): se culpa o culpa al otro o se agrede o agrede al otro o teme que el rival lo dañe por sus deseos de apartarlo o se hace la víctima (pobrecito de mí) ante el otro o se problematiza en... o... Parte de estos movimientos queda inconsciente: saber más de lo que nos pasó nos pone en la senda de hacer mejor con lo que hoy nos pasa.
2007

Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica