Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica
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CÓMO VENCER LA DEPRESIÓN 1
(2006)

Algunas revistas divulgativas de psicología de los kioskos (recientemente, han aparecido varias, lo cual refleja el creciente interés) incluyen listas de pautas bajo el título “cómo vencer la depresión” u otros similares. Por ejemplo, estas pautas: reduzca su autoexigencia; póngase objetivos pequeños a corto plazo; relaciónese más y aprenda habilidades sociales; practique actividades físicas; analice sus pensamientos negativos buscando evidencias en contra para convertirlos en positivos; no sea perfeccionista; exprese sentimientos de justa indignación en vez de la autoculpabilidad habitual; elabore una lista de afirmaciones positivas sobre sí mismo y léala con frecuencia como autorrefuerzo; respétate y perdónate; etc. Hay personas con depresiones leves a quienes puede servir leer tales estrategias. Sin embargo, a otras con depresiones más instaladas, no sólo no les ayudan sino que las pueden hundir y culpar más por su impotencia para llevarlas a cabo. Así, hay pacientes que acuden atiborrados de lecturas que no pueden llevar a la práctica, y otros que han podido parchear el sufrimiento con esas indicaciones pero que quieren saber más de sí mismos para afrontar mejor los síntomas depresivos y otros conflictos que se ocultan debajo. Cuando las lecturas no alcanzan, se hace necesario un tratamiento psicológico.

Algo parecido ocurre con algunos que acuden al médico de cabecera o al psiquiatra para medicación. Si bien los psicofármacos pueden ser necesarios (incluso imprescindibles durante un tiempo en algunos casos), no abren la cuestión de qué ha hecho uno en su vida para desembocar en una depresión, qué la causa y qué obtiene uno para que se mantenga (aunque no lo haga adrede, por ser inconsciente).

Para atravesar una depresión, es necesario que uno mire, comprenda y concluya cuál es la propia responsabilidad, y por qué caminos de su historia personal (en la familia y en otras relaciones significativas y acontecimientos que dejaron marca) se fraguó. Sólo entonces estará en disposición de dejar de ser una víctima de la depresión para tomar las riendas del deseo que la depresión soterró.

La depresión es la derrota del deseo. Por eso, esas pautas que nos venden en revistas, muchas veces no funcionan como inicio de una recuperación, porque no hay deseo que haga de motor para arrancar. El proceso es al revés: cuando uno, a través de un tratamiento, va descubriendo y recobrando su deseo, y va disolviendo el “goce” patológico que obtenía, entonces podrá llevar a la práctica algunas de esas indicaciones, no por tener que hacerlo, sino por desearlo. (Seguiremos en un próximo artículo.)
2006

Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica