Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica
CURA PSICOANALÍTICA: ¿QUÉ? - 1
(2005)
“Entra en ti, en lo profundo de ti y ¡aprende! primero a conocerte; luego aprenderás por qué debiste enfermar y acaso evitarás enfermarte. (...) El yo no es dueño y señor en su propia casa (...) [debido a] la existencia de procesos psíquicos inconscientes.” Estas palabras de Freud (“Una dificultad del psicoanálisis”, 1917), me traen otras de Kafka: “Y aprendí, señores míos. ¡Ah, sí, cuando hay que aprender, se aprende; se aprende cuando se trata de encontrar una salida! ¡Se aprende sin piedad!” (“Informe para una Academia”, 1917)
El paciente acude buscando una salida a sus problemas, síntomas, malestares, inhibiciones, angustias... Sólo aprendiendo de sí mismo podrá adquirir un saber sobre las verdades propias que no sabía que sabía. Entonces dispondrá de mayor libertad para tomar elecciones en su vida más acordes con lo que desea y quiere, aceptando sin enfermar lo que no puede y lo que siempre le faltará. Como dijo Montaigne en el siglo XVI: “Lo más grande de este mundo es saber estar con uno mismo”.
La misión del psicoanalista (con límites) es como la que asigna ese profesor universitario (Federico Luppi) de la película “Lugares comunes”, arengando a sus alumnos en la última clase: “Hay una misión, un mandato que quiero que cumplan. Es una misión que nadie les ha encomendado, pero que yo espero que ustedes, como maestros, se impongan a sí mismos: despierten en sus alumnos el dolor de la lucidez, sin límites, sin piedad”. Al dolor de la lucidez, añadimos el posibilitar la renuncia al ideal de felicidad completa y el encuentro con la alegría y el disfrute de reconocer los propios deseos y ponerlos en marcha.
En el tratamiento psicoanalítico, topamos con lo que escribió Robert Walser en la novela ““Jakob von Gunten”: “Siempre, quien tiene conciencia de sí mismo, choca con algo hostil a la conciencia”. El paciente, atrapado en lo que obtiene en su posición de “goce sufriente”, quiere y no quiere encontrar una salida, quiere y no quiere saber más, se resiste (inconscientemente) a renunciar a la celda que le proporciona la enfermedad. Se hace esclavizar por su propia patología, y desea, a la vez que teme, liberarse. En el análisis, se trata de desenmascarar estas paradojas. Y esto no se logra con recetas, consejitos, autoafirmaciones positivas ante el espejo ni tareas que apelan sólo a la fuerza de la voluntad, sino haciendo historia de uno mismo y sus relaciones, destapando poco a poco lo reprimido que condiciona las maneras de sufrir, rastreando las corrientes internas con las que uno se arrastra a persistir en los síntomas, dando voz a lo acallado, dejándose asombrar por las manifestaciones del inconsciente (lapsus, equivocaciones, olvidos, actos fallidos, sueños, repeticiones...) dándoles crédito, distinguiendo los deseos de uno de los ajenos...
2005
Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica