Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica
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PAPÁ, DEJADME LAS ALAS EN SU SITIO, QUE YO OS RESPONDO QUE VOLARÉ BIEN
(2005)

Papá, yo te digo y te prometo solemnemente, por lo muchísimo que te quiero, que cuando un hombre se coloca en su camino, ni lobos ni perros deben hacer que vuelva atrás y yo, afortunadamente para mí, tengo una lanza como la de Don Quijote. En mi camino estoy, papá, ¡no me hagas volver la vista atrás! (...) Esto aparte, yo estoy preparando mis libros y voy muy despacio porque me ando con pies de plomo para dar a luz un libro sensacional. (...)

Tu carta diciéndome que me vaya de la residencia [la Residencia de Estudiantes de Madrid] 
porque, si no, tú vienes por mí, me ha producido un gran disgusto y una gran inquietud. (...) Ven y, si quieres que me vaya contigo [a Granada] porque te empeñas, me iré, pero te aseguro que no tardarás en arrepentirte. Yo te obedezco porque ése es mi deber, o creo que es mi deber, pero me habrás dado un golpe de muerte, porque me llenaré de pesadumbre y desanimación y se me quitará el entusiasmo que tengo y me hace falta animar.

Yo te suplico de todo corazón que me dejes aquí hasta fin de curso y entonces me marcharé con mis libros publicados y la conciencia tranquila de haber roto unas espadas luchando contra los filisteos para defender y amparar el Arte puro, el Arte verdadero.

A mí ya no me podéis cambiar. Yo he nacido poeta y artista como el que nace cojo, como el que nace ciego, como el que nace guapo. Dejadme las alas en su sitio, que yo os respondo que volaré bien. Así es, papá, que no insistas en que me vaya porque semejante idea me llena de angustia. Yo he dado, creo, mis razones. (...) 
Piensa que yo no soy un objeto que te pertenece y que amas mucho; piensa que tengo vida propia, resolución. Hay que ser audaces y valientes.

Sabes que te quiere de corazón tu hijo.

Este joven de 21 años se salió con la suya: continuó en la Residencia de Estudiantes varios años, publicó libros con éxito y estrenó obras de teatro. A pesar de que las expectativas de sus padres eran que estudiase una carrera de letras (Derecho, Filosofía) para trabajar en ello.

Esta carta es un ejemplo luminoso de cómo poner en marcha el deseo propio frente a un padre que tiene otro deseo. Con respeto y haciéndose respetar, sin ponerse fuera de la ley ni del amor. Es desengancharse de ser un 'objeto' del padre, para ser un 'sujeto' que defiende con coraje y riesgo su deseo. (Los hijos son de los padres, pero no les pertenecen). Está dispuesto a pagar el precio de su deseo, que es un motor que le da alas. Confía en su deseo, se entusiasma, pone los medios para llevarlo a cabo, toma las dificultades como acicate para continuar.

Qué habría sido de él si hubiera claudicado para satisfacer al padre. Dice “golpe de muerte”, “pesadumbre”, “desanimación”: un muerto en vida, un enfermo, un rencoroso, un deprimido, un impotente, un violento, un ansioso, un sometido, un imposibilitado, un abogado de la amargura..., quién sabe.

Él, Federico García Lorca, apostó por su deseo: pintó de colores y entusiasmo su vida... mientras se lo permitieron los fusiles. ¡38 años tan vitales...

ANEXO

Poco después de comenzar el siguiente curso en la Residencia de Estudiantes de Madrid, recibe carta de su madre, Vicenta, Granada, 28-X-1920: 


Me parece muy bien que no hayas tomado más que dos asignaturas [de filosofía, además de estudiar griego] para que seriamente cumplas con ellas y no descuides tu Literatura que para mí tiene más importancia que todas las carreras, o, mejor dicho, ésa es la carrera por excelencia para ti y para mí. (...) Que sigas escribiendo con la misma frecuencia y contándonos todo lo que hagas. [Esta es la primera carta que se conserva de su madre].


Hasta ese momento, Lorca ha publicado Impresiones y paisajes (abril de 1918), que es un libro de prosas nacidas en sus viajes estudiantiles, y ha estrenado la obra teatral El maleficio de la mariposa, 22 de marzo de 1920, con un rotundo fracaso. 


Tiene por publicar, entre otros textos, los versos que el 15 de junio de 1921 se editarían con el título de Libro de poemas.


             Otras cartas de su madre:


         18-XI-1920: Dices que estudias regular y lees desaforadamente. Esto último me parece exagerado y si te molesta la cabeza debes hacerlo con moderación pues lo primero es la salud. Escribes también y eso me agrada muchísimo porque yo no quiero que abandones lo tuyo, lo que te gusta, ni decaigas en tus aspiraciones hasta que consigas, si Dios quiere, todo lo que tú deseas.


         ?-XI-1920: Ten tranquilidad que yo confío en que Dios mediante conseguirás ver realizados con éxito todos tus deseos.


         16-I-1921: Siento tanto que tu viaje fuera tan malo, hasta el extremo de que no hayas podido escribir en ocho días y poquita cosa. (...) tú no has nacido más que para hacer lo que a ti te agrada y trepe el que trepe. Todo esto lo siento muchísimo, primero por ti porque serás el primero en recoger el fruto de no ser un hombre regular y hacer las cosas a su tiempo y con talento (hablo de todo en general) y, segundo, porque la responsabilidad de todas las contrariedades que pudieran resultarte a ti, seré yo. (...)


         Para lo mucho que tienes no quedan más que unos cuatro meses y por lo tanto no puedes perder ni un día, ni dejar nada para mañana como tú acostumbras. Que el tiempo vuela y muy pronto cumplirás veintitrés años y es la hora de trabajar y lanzarse decididamente a ser, pero con entusiasmo y valentía, sin temerle a nada ni a nadie. Desde luego que estás en Madrid por tus aficiones literarias, y como pretexto has tomado dos asignaturas que tienes que cumplir con ellas sin abandonar lo demás, y basta ya de camelos.


         24-I-1921: Dime qué haces y si estás tan ocupado que no puedes dedicarnos de vez en cuando siquiera diez minutos para que sepamos de ti, cuando yo te dedico el día entero y la mayor parte de la noche, aunque a ti te parezca que exagero.


         1-III-1921: Yo deseo mucho que no abandones los estudios, pues tú comprendes mejor que nadie que necesitas cultivarte y eso se hace a fuerza de estudio aunque es muy penoso, pero no hay (más) remedio que dominarse y trabajar mucho que ya recogerás el fruto.


VICENTA LORCA:

Hija única, nacida en Granada en 1870, un mes y doce días después de la muerte de su padre, Vicente. Madre e hija quedan en una difícil situación económica. 

De 1883 a 1888, estudió en un colegio regentado por las hermanas de la Caridad de Vicente Paúl. Se trataba de una institución para la educación de niñas pobres. 

En 1890 se tituló en Granada como maestra, con sobresaliente en casi todo. Opositó con éxito y en 1892 comenzó a dar clases en una escuela de Fuente Vaqueros (Granada). Allí se instaló con su madre, que murió en 1893 de una pulmonía: Después de tanta lucha, de tantos esfuerzos, saco el título y ¿qué pasa? Pues mi madre va y se muere

El 27 de agosto de 1897 se casa con Federico García Rodríguez (viudo, adinerado hombre de negocios) y abandona su trabajo. Nueve meses y nueve días después, nace su hijo Federico.


         2-V-1921: Que hagas todas tus cosas bien y con actividad, pues yo quiero que le des a tu padre gusto y cumplas lo prometido, si no todo lo más que puedas y de esa manera lo tendrás dispuesto para todo y contento. Yo por mí no te pido nada pues estando tu padre satisfecho también lo estoy yo.


         27-VI-1921: Lo que recibimos el domingo fue el libro (Libro de poemas) tan deseado por todos y principalmente por mí por muchas cosas y la primera y principal de todas por darle gusto a tu padre que ya sabes tú que es buenísimo, pero que nos está costando trabajo que se convenza de ciertas cosas porque seguramente él pensaba en otras. El libro nos ha gustado una enormidad; yo, como estoy acostumbrada a tu manuscrito (caligrafía) que es tan malísimo, cuando he podido leer sin titubeos he quedado encantada: cada cosa que leo me gusta más y me parece mejor, y cuanto más se lee y se relee más aún porque, hijo, dices tantas cosas en verso que tu libro se debe leer despacio.


         Tus hermanos, aunque lo conocían, andaban detrás de papá como mariposas y no dejaron que leyera más que una cosa o dos que le gustaron muchísimo y él, entendiendo el deseo que tenían, les dio el libro y se fueron a la Alhambra a leerlo.


         (Vicenta Lorca: Cartas de Vicenta a su hijo Federico)








2005

Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica