Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica
Comparta esta página en:
Agregar a Delicious   Google Bookmarks   Twitter   Facebook   MySpace   Live Spaces   Blinklist   Yahoo Bookmarks   Digg   Favoriting   Furl   StumbleUpon   Reddit   Technorati
Pulse aquí si desea que le avise cuando añada nuevos contenidos

LA ANOREXIA: UN GRITO CON LA BOCA CERRADA (UN DECÁLOGO)
(2003)

La anorexia (con o sin episodios bulímicos de atracones, vómitos...) es un conjunto de síntomas. Si bien cada persona es distinta y única, me referiré aquí, generalizando, a lo que hay debajo de los síntomas, que suele estar inconsciente. Me ceñiré a anorexias con estructura de neurosis histérica.

1.- No soporto ser mujer. Mejor continuar como niña tachando mi sexualidad.

2.- Me sentí desde bebé atiborrada por la boca. Yo no sólo quería alimento, sino que pedía amor. No sentí la falta entre bocado y bocado. Si no me falta nada, no puedo desear, así que tengo que cerrar la boca para que mi madre no me llene. Como estrategia de supervivencia para que mi madre, el Otro, no me devore con su demanda incesante de darme y darme y darme (toma-toma-toma), le cierro la boca para no morirme, aunque esto pueda llevarme a la muerte. Prefiero morirme sola y separada, a morirme dentro de Otro.

3.- Profeso pasión por la nada. Quiero nada, como nada, deseo nada, debo sentir nada. Soy fanática de la nada. Para aparecer frente al Otro, me hago desaparecer.

4.- Me pregunto: ¿Qué es ser una mujer? ¿Qué esperan los hombres de mí? ¿Cómo provocar el deseo de los hombres? ¿Cómo satisfacer a los hombres? ¿Por qué mantengo mi deseo insatisfecho? ¿Por qué me atrae y, a la vez, me amenaza tanto el encuentro sexual y el placer?

https://cuidadores.unir.net/images/anorexia-bulimia.jpg

5.- Querría curarme, dejar de sufrir, y, a la vez, me aterroriza curarme. En este tratamiento que sigo desde hace meses, estoy pudiendo abrir la boca sin que me la llenen: puedo soltar y poner palabras e ir aprendiendo qué me ha llevado a esta tortura. Como escribió sor Juana Inés de la Cruz, que padeció problemas anoréxicos: “Salga el dolor de las voces si quiere mostrar lo grande, y acredite lo insufrible con no poder ocultarse. Salgan signos de la boca de lo que el corazón arde, que nadie creerá el incendio si el humo no da señales”.

6.- Siento a mi padre impotente frente a la guerra en que estoy encarnizada con mi madre. Pegoteada a mi madre como dos masas de arcilla, mi padre no toma suficientemente el cincel para darle martillazos y separarnos.

7.- El desear comer es diferente de la necesidad de comer, que es el hambre. Puedo sentir la necesidad del hambre, pero no el deseo de comer. Así preservo mi deseo (ese y otros) intacto, fortificado, como un águila embutida en una minúscula jaula para periquitos.

8.- Me he sentido un objeto con quien otro ha gozado. Mi defensa contra ese goce es no comer. Es como un grito que llevo dentro, pero en vez de gritarlo, me tapo la boca: ¡mmpppppfffffff! Es un grito de ¡Basta ya! ¡Y yo qué! ¡Yo tengo derecho a mis propios deseos!

9.- El rechazo a la comida y a mi cuerpo es mi intento por ser aceptada con mis diferencias y particularidades, y por aceptarme con mis faltas, deseos, amores y odios.

10.- ...
2003

Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica