Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica
PÁNICO
(2002)
Me pasó en el autobús, con bastante gente: Iba agarrada de la barra y me quedaban seis paradas. Empecé a ponerme nerviosa y a sudar. Sentí que el corazón me palpitaba con fuerza. La cara sofocada. Los músculos agarrotados. Respirando cada vez más rápido, con sensación de ahogo. Me parecía que las piernas se me iban a doblar y que me iba a caer desvanecida en cualquier momento. Un remolino de pensamientos: voy a perder el control, me estoy volviendo loca, me va a dar un ataque al corazón, me voy a morir, tengo que irme de aquí para sobrevivir. Pero que nadie se entere de lo que me pasa. Estoy que exploto... Me bajo en la segunda parada y camino media hora hasta casa. Llego aliviada, pero como si me hubiera pasado un camión por encima. Me encierro en el baño y lloro. Me lavo la cara y como con mi familia...
Supuse que se me pasaría, pero he ido a peor. Ya no me atrevo a coger el autobús. En el cine, me colocó atrás al lado de la puerta, pero ahora evito ir. Estoy empezando a coger miedo al coche. Cada vez me pongo más nerviosa por el sólo hecho de salir a la calle y alejarme de casa: tengo miedo de que me dé la angustia. No entiendo por qué me pasa esto. He leído algún libro y revistas: me parece que he sufrido ataques de pánico y que tengo agorafobia, pero de poco me sirve saberlo.
Fui al médico de cabecera. Me corroboró que son nervios y agorafobia, y me recetó un tranquilizante, pero no es suficiente. Quiero saber por qué me pasa y arreglarlo. Así que he comenzado un tratamiento psicológico.
En las sesiones, me estoy dando cuenta de que mis síntomas son la punta del iceberg. Llegué pidiendo pautas y soluciones ¡ya!, pero esto es un trabajo personal que requiere tiempo y esfuerzo. Mi sufrimiento no viene caído del cielo: tiene que ver con mi vida, con mi historia, con cómo fui y cómo soy. Esas situaciones que me angustian y que todavía me son insoportables..., pues voy relacionándolas con descubrimientos de mí misma: con lo que no tenía ni idea que es insoportable de mi vida, de mis relaciones y de mí. Mis pánicos de hoy son hijos malnacidos de miedos antiguos... y de deseos taponados, heridas sin cerrar, decisiones no tomadas, palabras no dichas, sentimientos no reconocidos, dolores que barrí bajo la alfombra (pero que no han desaparecido: allí continúan, pudriéndose), faltas no aceptadas, rabias amordazadas... Voy avanzando en mi curación, aunque me queda un buen trecho. También, a veces, veo cosas hermosas de mí, para las que antes tenía los ojos cerrados. Ahora sé que...
2002
Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica