C.-Me casé contigo pensando que cambiarías.
D.-No. Te casaste conmigo para cambiarme.
C.-¡Qué tontería!
D.-Sigues conmigo para cambiarme y vencerme gracias a tu amor.
C.-No. Confío en que cambiarás por tu amor: porque me quieres.
D.-No necesito cambiar. Bajo al bar.
C.-Quédate conmigo.
D.-¡Déjame en paz, idiota!
C.-No me insultes otra vez.
D.-Pues no me provoques.
C.-Al menos, no te pases con...
D.-¡Beberé lo que me dé la gana!
En el bar, D bebe, charla y ríe. Mientras, C se mete en la cama, lee una novela, La princesa que creía en los cuentos de hadas, de Marcia Grad, y llora.
D se seca la boca con la manga del abrigo y anda dando tumbos hasta casa con un plan. C se enjuga las lágrimas con los dedos y cierra el libro con un plan.
D hace pis, se desviste y se mete en la cama con el plan de follar. ¡Cuántas veces lo ha intentado!
C grita ¡No!, le aparta y no dice que planea dejarle. ¡Cuántas veces lo ha intentado!