Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica
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MALOS TRATOS: AMO Y MUÑECA
(2015)

 

Sometida te quiero

como muñeca de trapo

de grito en grito

de golpe en golpe.

Pero sólo mía

ni de Dios ni de nadie

ni tuya siquiera.

 

(Per-versión del poema

Libre te quiero

de Agustín García Calvo)

 

           La controla, ningunea, insulta, fuerza, pega…

Puede matarla porque la goza y cree que es suya. Y sin ella, él es nada. Por eso, tras matarla, él se mata o busca otra presa que muerda el anzuelo.

Una presa como aquella mujer que denunció por malos tratos a su primera pareja, a la segunda y a la tercera. El tercer hombre la mató.

 

           En Navarra, en 2014 se presentaron 1.328 denuncias, 111 más que en 2013. 238 se retiraron: representa casi el doble de la media nacional. Y hay mujeres que incumplen la orden de alejamiento dictada para protegerlas.

         Ana Llorca, magistrada de un juzgado de la violencia en Pamplona, advierte de la necesidad de aumentar el número de psicólogos (en apoyo terapéutico y en peritajes) y de abogados especializados. Más medios para los programas psicoterapéuticos públicos con los que ya cuentan maltratadas y maltratadores (estos, incluso dentro de la cárcel).

         Y alerta del incremento de la violencia entre los jóvenes: Estamos perdiendo la batalla a nivel social. Se están produciendo conductas extremadamente machistas que deberían estar desterradas, más hablando de chavales que han nacido en la igualdad.




          Hace diez años, escribí unas cuestiones sobre los malos tratos. Algunas las traigo aquí, ya que no han caducado:

 

¿Por qué ellas eligen mal? ¿Para qué?

 

¿Por qué ellos aciertan en la elección de mujeres-saco-de-golpes? ¿Por qué ellos pasan al acto agresor; cuál es el origen de la angustia que explosiona así? ¿Por qué tanto empeño en que la causa principal es el machismo y la desigualdad entre hombres y mujeres, que se podrían remediar con planes educativos? (¿Por qué, entonces, en los países nórdicos, donde la mujer ha avanzado mucho más en su proceso de igualdad, los casos de maltrato son más numerosos?)

 

¿Para qué ellas ofrecen sus cuerpos como deshechos productos de desecho? ¿Para qué se reducen a nada frente a un hombre del que hacen todo? ¿Por qué ellas aman donde son despreciadas y odiadas? ¿Por qué si una mujer rompe con su maltratador y no aprende cuáles fueron las fuerzas inconscientes que la arrastraron a elegirlo sin darse cuenta, tiene más boletos para volver a elegir a otro maltratador?

 

¿Por qué no hay más mujeres en tratamiento psicológico para hacerse cargo y curarse? ¿Por qué los hombres se resisten mucho más?

 

¿Nos percatamos de que algunas mujeres están expiando una culpa inconsciente o repitiendo la posición de la madre o buscando el calco de un padre maltratador o...?

 

¿Por qué en el discurso social siguen marginados factores tan importantes como la caída de la figura del padre y de la autoridad, el desconcierto-acojono-angustia de hombres ante las nuevas posiciones de la mujer? ¿Por qué se afirma que la culpa es del machismo, cuándo este sólo es el caldo de cultivo pero no la causa última?

 

¿Por qué en estas parejas funciona tan deficientemente la ley del deseo, que es la que permite poner límites al otro, a uno mismo, al amor, al odio y a la pulsión de muerte? ¿Por qué ellos son como ogros y ellas buscan sin cesar el príncipe azul, el hombre ideal, que creen que ellos albergan? ¿Por qué algunas mujeres tienen que hundirse hasta lo más negro del pozo para reaccionar?

 

Ellas y ellos requieren tratamiento (ellos, además, pagar por sus delitos). Son causas y fines inconscientes los que empujan  a unas y otros a colocarse en las posiciones maltratada-maltratador y acoplarse, clac: los síntomas de ambos, encajados. Para curarse, hay que apelar a la propia responsabilidad subjetiva (también la responsabilidad de cada maltratada), investigar en un tratamiento y renunciar a lo que aportan inconscientemente esas posiciones. Hay pacientes que, por no renunciar a seguir igual, no vienen a consulta (sobre todo, ellos) o interrumpen el tratamiento por no interrumpir el enganche dañino que les pegotea a sus parejas.


2015

Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica