Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica
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WHIPLASH: EL EXCESO COMO FALSA SUPERACIÓN
(2015)

         Andrew es un joven baterista que estudia en una prestigiosa escuela de música. En la primera escena, ensaya frenéticamente en un cuarto aislado al fondo de un pasillo de la escuela.

         Fletcher es conocido por ser un profesor durísimo y muy exigente. Tras escuchar a Andrew ensayar (unos pocos segundos le bastan), le ofrece ser suplente del batería en su banda de jazz.

         Así comienza una relación presidida por la crueldad sádica del profesor y el sometimiento masoquista del alumno.

         En los ensayos en la banda, Fletcher grita, amenaza, insulta y hurga con saña en las heridas personales (por ejemplo, en el fracaso del padre de Andrew como escritor).

         Andrew lucha por ser el batería titular y por ser un batería genial. Fletcher combate por lograr que uno de sus alumnos, uno al menos, sea un genio de su instrumento.

         Andrew no tiene amigos ni en la escuela. Prueba una relación con una chica que le gusta, pero tendrá que decidir si sacrifica la relación para dedicarse por entero a la batería.

         Fletcher justifica su dureza como único modo de producir un genio. Sostiene que al saxofonista Charlie Parker le ayudó a sobresalir que le tiraran un platillo a la cabeza. Afirma que las palabras más dañinas que existen son: “buen trabajo”. No se da cuenta de que su pasión es el maltrato a sus alumnos como instrumentos de su goce sádico. Cuando grita, todo él entra en erección, un cuerpo entero erecto, desde los pies hasta la cabeza: esta es también su forma de gozar. Ese uso despótico y cruel es lo que le pone. A Andrew le abofetea, le chilla, le insulta, le tira una silla a la cabeza…

         Andrew escoge someterse, humillarse, enmudecer, sangrar de los dedos al baquetear sin pausa… Quiere ser el mejor, ¿a cualquier precio? ¿Acaso considera que cuanta más saña y mayores agresiones vuelque el profesor sobre él, más privilegio por ser el elegido, más amado (paradójicamente) se sentirá? No, más gozado, lo cual podría llevarlo a la angustia, a dañinos pasos al acto (contra sí mismo, contra el otro).

         Andrew admira a un baterista del siglo pasado, Buddy Rich, que fue niño prodigio: debutó a la batería en un vodevil cuando tenía año y medio. Buddy Rich triunfó. Autodidacto, no aprendió a leer música. Fue conocido también por su trato a los músicos de su banda: arranques de rabia, amenazas…

         ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar alumno y profesor?  ¿Van a dilapidar sus vidas, incluso a ponerlas en peligro?

         El título de la película, Whiplash, es el título de una de las piezas de jazz que tocan. Además, significa latigazo. Los latigazos con que Fletcher reprende y golpea. Los latigazos que consienten sus alumnos: ¿ninguno se defenderá, lo detendrá o lo denunciará? 

         Andrew se ve abocado a tomar una decisión capital: ¿Renunciará al sometimiento y pondrá un límite a las vejaciones de Fletcher? Más aún: ¿se pondrá un límite a sus propios excesos mortíferos?

         Fletcher: ¿se dará cuenta de que su amor al trabajo para hacer de un alumno un músico excepcional no es tal amor, sino el despliegue de la pasión por gozar de arrollar a sus alumnos? Incluso si se da cuenta o si lo paran (los alumnos o el peso de la ley), ¿renunciará o persistirá?

         El director y guionista, Damien Chazelle, de 29 años, ha dicho: “Me inspiré en los tiempos en que yo tocaba la batería en una banda. (…) Es lo más personal que he escrito en mi vida”.

En una película anterior, Grand Piano, cuyo guión escribió, ya aparece lo mortífero asociado al más mínimo fallo: un pianista es amenazado con que lo van a matar a él y a su mujer si falla una sola nota en un concierto.

2015

Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica