En esa mañana, hél adora el silencio con que hella habla: “hhhhh”.
Hél nació con una madre que hablaba demasiado y apenas escuchaba. El padre callaba mirando como si atendiera, sumergido en pensamientos asesinos.
Hella, muda de nacimiento, con un oído ordinario, había asumido la deficiencia hasta que la deficiencia la asumió a hella. Deseaba la mudez: expresarse sólo con palabras inaudibles.
Al conocerse, sintieron el clic inaudito de su acople perfecto.
No quisieron tener hijos.
Hél entra con hella en la consulta del médico. Se ha desarrollado una revolucionaria técnica de implante de cuerdas vocales. Se miran aterrados.