Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica
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MUNDO ACTUAL Y PSICOANÁLISIS
(2010)

Conferencia pronunciada en Pamplona

el 13 de marzo de 2010

 

         Heme aquí, en esta histórica ciudad de Alcalá de Henares, tratando de decir unas palabras. No me considero un hombre de letras sino un hombre de palabras. Hay personas que no comprenden que yo sienta al recibir este Premio Cervantes  [a los 73 años] por “una vida entregada” a la literatura, un poso de melancolía. La vida que se me dio es una vida “ya” vivida y, en consecuencia, el premio, con un reconocimiento a la labor desarrollada, envuelve un agradecimiento por los servicios prestados que no es otra cosa que una honorable jubilación.

 Mis personajes han ido redondeando sus vidas a costa de la mía. Ellos eran los que evolucionaban y, sin embargo, el que cumplía años era yo. Hasta que un buen día al levantar los ojos de las cuartillas y mirarme al espejo me di cuenta de que era un viejo. En buena parte, ellos me habían vivido la vida, me la habían sorbido poco a poco. Mis propios personajes me habían disecado, no quedaba de mí más que una mente enajenada y una apariencia de vida. Mi entidad real se había transmutado en otros, yo había vivido ensimismado, mi auténtica vida se había visto recortada por una vida de ficción. Y cuando quise darme cuenta de este despojo y recuperar lo que era mío, mi espalda se había encorvado ya y el ácido úrico se había instalado en mis articulaciones. Entonces, antes que a conservar la cabeza muchos años, a lo que debo aspirar ahora es a conservar la cabeza suficiente para darme cuenta de que estoy perdiendo la cabeza. Y en ese mismo instante frenar, detenerme al borde del abismo y no escribir una letra más.

         Palabras de Miguel Delibes, que murió ayer a los 89 años.

         Hace diez años, ya enfermo, dijo: Ahora no estoy escribiendo nada, sino olvidando lo que he escrito. Y hace dos: No deseo más tiempo. Doy mi vida por vivida. No digo esto porque crea que ya lo he hecho todo en la vida, sino por el convencimiento de que ya no puedo hacer más. Se me ha saltado la cuerda como a los coches de los niños pequeños. (...) Me cansa pensarme.

 

         Y ahora sí, comienzo:

 

         Buenos días:

Bienvenidos a esta fiesta de las palabras y de las entrelíneas, a contracorriente de los tiempos que pujan por avasallarnos.

Este es un encuentro no sin dolor. Trastrocando a Holderlin: En los bordes del agujero crece lo que nos salva. (Él escribió: En el abismo crece lo que nos salva.)

Un encuentro no sin alegría. Como dijo Chesterton: Lo divertido no es lo contrario de serio, sino lo contrario de aburrido.

         Hay malentendidos que han hecho posible el nacimiento de una historia de amor o la entrada en un tratamiento psicoanalítico (que tiene que ver con el amor: el amor al saber inconsciente y a la verdad).

         Los malentendidos nos son inherentes.

         ¿Qué malentendido me ha llevado a escribir este texto y a presentarme aquí? ¿Qué malentendido les ha traído a ustedes?

Buen desentendedor, mejor entendedor será.

Un malentendido que nos convoca es que habiendo anunciado que voy a impartir una conferencia, quizá logre no hacerlo.

Es posible que les dé una interferencia, o varias. Cada uno tomará la que le toque, de una manera singular.

Según el diccionario, una interferencia es el cruce o interposición de algo en el camino de otra cosa o en una acción o en el funcionamiento de algo, alterándolos o impidiéndolos. Es un corte en el paso a alguien o a algo. Es algo que incide en el curso de algo. (No tomo el término interferencia en el mal sentido de la palabra, entrometimiento, ni lo pongo al servicio de constituirme en un misionero de psiques que presabe cuál es el bien para cada paciente y lo agarra del cuello para adaptarlo a un ideal de normalidad.)

Lo inconsciente de cada sujeto interfiere en su vida, es inevitable. Por otra parte, el discurso dominante, cual ejército levantado en armas, quiere interferir en el psicoanálisis, incluso ningunearlo o erradicarlo. Y el psicoanálisis, aparte de su trabajo en la clínica (con las interferencias que resulten en los síntomas), puede interrogar y reflexionar sobre las tendencias preponderantes hoy en día, aunque no podamos saber a priori qué interferencias (si las hubiera) traerá.

Quizá he sido malentendido si quien escucha se está diciendo: Oh, aquí me espera algo que me va a interferir. Pues no... o sí... o a medias... o qué se yo.

Vivimos en una sociedad en que circula el furor sanador en parte de la psiquiatría y otras especialidades de la medicina, en la industria psicofarmacéutica (al que añaden el furor por el beneficio económico), en algunas vertientes de la ciencia, en psicoterapias veloces que no dan lugar a la escucha del sujeto del inconsciente y que apelan con sus instrumentos de evaluación y sus técnicas a poco más que a la fuerza de la voluntad, en libros de autoayuda que prometen demasiado con el mínimo esfuerzo, en programas psicoterapéuticos en la televisión, en videntes y tarotistas que dicen que lo curan todo...

Para nadar en este oleaje, hablaré un poco sólo de unas cuantas de estas realidades, describiré lo que ofrece el psicoanálisis (cuya cura no se inserta en el furor sanador) y procuraré no incurrir en el furor interferencial. Si algo interfiere a alguien, que sea por añadidura y no por obcecación del conferenciante, que pretende lo menos posible, lo cual le tienta a finalizar ahora mismo, abriendo ya el coloquio.

No se trata de demonizar las realidades que he enumerado ni otras que mencionaré. En psicoanálisis no estamos en contra de los buenos usos sino de los malos usos y de los abusos. Así, en ocasiones: los psicofármacos son necesarios; los psiquiatras y otros médicos cumplen un buen papel; la ciencia hace descubrimientos útiles; psicoterapias que no escuchan al sujeto del inconsciente hacen su trabajo con pacientes que no quieren ir más allá, es decir, más acá de sí mismos, por tanto, menos mal que existen este tipo de terapias; hay libros de autoayuda que suscitan cuestionamientos fructíferos; hay programas en la televisión que desarrollan debates y críticas enriquecedoras; Internet proporciona buenas informaciones, comunicaciones y lazos sociales... Sobre la videncia (supuesta) y su utilización con clientes, sí he de decir que parte de la no castración y de la omnipotencia, que convoca al sometimiento mediante la sugestión, y que está reñida con la ética.

         Quiero confiarles ahora lo que le sucedió a este conferenciante cuando buscó las definiciones de interferencia. Se quedó absorto de pie en medio del despacho, con el diccionario, sin abrir, en las manos. Varias preguntas le estaban interfiriendo: ¿Por qué no llamar palabrario al diccionario?, ya que muchas de sus palabras ya no las decimos: no hay dicción para ellas. ¿Cuáles son los vocablos que, en su psicoanálisis (en transferencia con el analista), cada sujeto dirá como si fueran nuevos de tan viejos que son? ¿Cuáles sólo podrá decir cuando haya una apertura de lo inconsciente? ¿Cuáles adoptarán una significación que brillaba escondida en lo inconsciente? Por ejemplo, un analizante (un paciente en análisis) que se queja de sus rupturas de pareja dice: No acabo de encontrar una mujer de puta madre. Queda abierta la opción de explorar esos dos significantes, puta y madre, para extraer un saber inconsciente de las significaciones que aparezcan en la cadena asociativa. Otro revela que me va a decir algo que no ha dicho jamás a nadie. Y otro anuncia que algún día me dirá lo que todavía no se siente capaz de decirme a mí ni a nadie.

Los pacientes vienen con síntomas hablados por la boca o dichos en la mudez sonora del cuerpo, y un libro bajo cada brazo: uno es su historia; el otro, su diccionario. Ambos presentan páginas arrancadas y fragmentos tachados, borrados, olvidados, reprimidos, excluidos, renegados... Un psicoanálisis es un proceso de cura a través del cual nos reapropiamos tanto de nuestra historia como de nuestro diccionario. Es reaprender a hablar pronunciándonos.

Como dice Jacques-Alain Miller: Pero lee, sobre todo, tu propio inconsciente, ese libro con una tirada de un solo ejemplar cuyo texto virtual llevas por todas partes contigo, y en el que está escrito el guión de tu vida, o al menos su primera versión. Una cura psicoanalítica apunta a vivir creando un guión propio que aporta un saber hacer con los malestares y síntomas, los modos de goce, la castración, el deseo, los límites, la ley, lo posible y lo imposible... Se trata de dejar atrás la repetición sintomática del guión y del destino que el Otro paterno y materno nos pre-escribieron.

Tengamos en cuenta que castración es un término que en psicoanálisis se refiere a la falta estructural del ser humano: la incompletud esencial tanto de hombres como de mujeres. Por decirlo como un aforismo: La vida no es sin maletas perdidas ni puzzles a los que faltan piezas que jamás existieron ni existirán.

Por otra parte, el goce no es el disfrute y el placer relacionados con el deseo, sino un entrelazamiento entre sufrimiento y satisfacción inconsciente en detrimento del deseo. Los síntomas portan un goce, de ahí la resistencia inconsciente a la curación, que supondría la renuncia a una parte de ese goce para apaciguarlo y así poner el síntoma al servicio del movimiento del deseo y de una vida más libre y responsable.

El goce (de cuyos extremos tira la pulsión de muerte) puede ser por exceso (adicciones, maltratos, atracones, estados maníacos, conductas de riesgo como ir a 180 por hora en una carretera limitada a 100, la queja incesante, transgresiones delictivas...) o por defecto (depresiones en que el deseo cae derrotado, anorexias, bloqueos escolares y estudiantiles en que el deseo de saber queda inhibido...).

 

         Retornemos a hablar del discurso dominante en la época actual. Ese que no da lugar al inconsciente ni a la subjetividad ni a la singularidad.

Que pretende reducir al sujeto a un objeto de la ciencia, a un ente confinado y evaluado en un museo de pesos y medidas, a un ser neuroquímico que taponar a pastillazos.

Que ha permitido y ensalzado el capitalismo financiero en su vertiente salvaje, depredadora, despiadada y perversa.

Que promete la felicidad a través de múltiples objetos, intentando hacernos creer que los deseamos, y promoviendo que ignoremos que el mercado crea deseos que no deseábamos. Como dijo el historiador Timothy Garton en 2007: La genialidad del capitalismo contemporáneo no es sólo que da a los consumidores lo que quieren, sino que les hace desear lo que puede darles.

Que amordaza o degrada las palabras en las que asoman las verdades únicas de cada sujeto.

Que llena las arcas de industrias farmacéuticas. Constriñen al sujeto a un mecanismo bioquímico-neurocerebral y cognitivo-conductual. Por ejemplo, el empapuzamiento pastillero para los trastornados por defícit de atención con o sin hiperactividad, los enfermos de bipolaridad, los deprimidos (necesitados, no uno a uno, sino en conjunto, de que les inhiban selectivamente la recaptación de serotonina), los ansiosos, los fóbicos, los psicóticos, los fibromiálgicos y fatigados crónicos, los aquejados de disfunciones sexuales, los TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), etc. En una viñeta de El Roto, se ve a una mujer con cara triste, que dice: Yo hablo de amor y él de la serotonina.

Una sociedad que establece como Amo del saber psicodiagnóstico (para orientar los tratamientos psicológicos y farmacológicos) el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), de la Asociación Psiquiátrica Americana, y el CIE (Clasificación Internacional y Estadística de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud), de la Organización Mundial de la Salud. Ambos listados describen síntomas enlatados y generales, sin tener en cuenta el uno por uno, ni el sujeto del inconsciente, ni las causas subjetivas, ni la propia implicación del sujeto en su sufrimiento, ni las  diferentes estructuras clínicas (neurosis histérica y obsesiva, psicosis y perversión) que subyacen a un mismo síntoma y que determinan distintas direcciones de la cura.

Un discurso de la psiquiatría oficial que no da lugar al saber inconsciente, que pretende explicarlo todo y pastorear al mayor número de personas a la cueva de la normalidad. Quizá la psiquiatría dominante no ha escuchado a Caetano Veloso cantando: Visto de cerca nadie es normal. Tampoco tiene en cuenta al psicoanálisis cuando este sostiene que la anomalía es consustancial al ser humano, que es radicalmente distinto de los demás, por mucho que haya puntos comunes. La normalidad del ser se caracteriza por su inexistencia. Una tarea de cada sujeto es constituirse (con mayor o menor éxito) como un ser anómalo que se diferencie del deseo de normalidad que los padres, inevitablemente en algún grado, vuelcan sobre él. La cura analítica pasa por que cada analizante haga la experiencia anómala de su singularidad. Aunque las estructuras clínicas (neurosis, psicosis y perversión) son universales, se desarrollan de manera única en cada sujeto puesto que el síntoma es singular, como lo son la posición del sujeto en relación al lenguaje, a su modalidad de goce, a su forma de satisfacción pulsional, a su deseo, a sus verdades... Por eso, la estandarización que se da en algunas terapias no respeta la particularidad de cada sujeto, y, por tanto, su alcance es muy reducido.

Asistimos a una medicalización de la vida cotidiana. Ya advirtió hace medio siglo el escritor Aldous Huxley: La medicina ha avanzado tanto que ya nadie está sano.

Se nos crean expectativas de que todo es solucionable. Se viven como una enfermedad: la tristeza, la pérdida de un ser querido, el aburrimiento, la calvicie, las canas, la fealdad, la infelicidad, el tamaño del pene, la soledad, etc.

Cada vez más pacientes se crean una dependencia del sistema sanitario, el cual sobreutilizan. No es que el sufrimiento de las personas con ‘no enfermedades’ no sea genuino, sino que no tiene origen médico ni, por tanto, solución por esa vía.

Podemos afirmar que, en una parte de estas demandas, claman síntomas más allá de lo orgánico. Ante esto, es crucial tanto la escucha de los médicos generalistas y especialistas (con las derivaciones oportunas al sistema público psi o a consultas psi privadas), como qué responsabilidad e implicación subjetivas en el sufrimiento/goce del síntoma está dispuesto cada paciente a asumir gracias a un mínimo de valentía desiderativa (es decir, valentía del deseo; deseo de vida, de saber hacer mejor, de curación, de más libertad, de saber de lo inconsciente que pone en ebullición los síntomas... ).

 

Una sociedad que hiperiza: hiperfobia al malestar, hiperimpulsividad de la pulsión (que requiere una satisfacción inmediata) e hiperclaudicación frente al deseo (que pone un tiempo de cuestionarse entre la demanda y la satisfacción). Hiperinocencia e hiperdesresponsabilización. Goce de hiperignorar e hiperfobia a los enigmas.

         Una sociedad con crisis de autoridad, debilitamiento de la función paterna, de la ley y de las figuras sociales de autoridad. Hijos con escasos límites a su goce, con escaso encauzamiento de las pulsiones y por eso mayor impulsividad y goce con mayor angustia de castración. Goces sin culpa. Culpas enmascaradas en síntomas depresivos y ansiosos con base bioquímica exculpatoria.

Diversificación de modelos de familia.

Progreso social de la mujer, bienvenido sea, pero que desconcierta y angustia a algunos hombres que se quedan sin los referentes tradicionales. Algunos se precipitan a los pasos al acto, por ejemplo, los maltratos. Mujeres que ya no buscan hombres como los de antaño pero que todavía no encuentran a los nuevos hombres. Mujeres tironeadas entre las referencias que hallaron en sus madres y las plantillas de neomujer de la actualidad. Mucho trabajo por la igualdad entre hombres y mujeres que no se acompaña por el trabajo en un saber hacer mejor con las diferencias y con la subjetividad de cada persona más allá de la anatomía.

         Una época que ha dejado atrás el cartesiano Pienso, luego soy, pasando por el Soy, luego pienso hasta el Gozo, luego (ni antes) pienso. Que entroniza lo fast, es decir, lo rápido: fast food (comida rápida), pensamiento rápido, sexo rápido, relaciones cortas, adelgazamientos rápidos, consumismo incesante, acumulación y sucesión de objetos tecnológicos, series de operaciones estéticas para obtener la felicidad, psicoterapias rápidas, psicofármacos como solución ya sin cuestionarse a uno mismo, minutos televisivos de fama exhibicionista que suscita un goce de mirón... El tiempo de espera que da lugar al deseo y la elaboración psíquica reducido a un abrir y cerrar de ojos. Fastcinación. Instantaneidad. El aforismo de Baltasar Gracián: Lo bueno, si breve, dos veces bueno, mutado en: Lo rápido, si intenso y sin límite, dos veces mejor.

Para contrarrestar el empuje a lo rápido, han surgido movimientos sociales minoritarios que rescatan filosofías milenarias:

1.-La slow life: la vida lenta. Parafraseando a Gracián: El disfrute, dándole tiempo y espacio, dos veces disfrute. También: El trabajo, si sosegado, dos veces mejor trabajo.

Dentro de esta concepción, se propugna la slow parenting: la parentalidad lenta.

Pero de escasos efectos es el propósito de la voluntad de ponerse lentos por una pauta externa de que lo hagamos, sin mayor cuestionamiento. Lacan nos enseñó que la prisa no es una cuestión de tiempo, sino que tiene que ver con la cercanía de la verdad y la proximidad del goce. Una verdad inatrapable del todo que la prisa deja escapar por presentirla con el horror de la angustia. Así como las dudas atroces no son causa de angustia sino que la angustia causa las dudas, la prisa no es causa de angustia sino que la angustia causa una prisa que intenta atenuar la angustia. Prisa al servicio del desconocimiento de la verdad.

2.-El estilo de vida enough: el arte de decir basta, el sentido de lo suficiente. Ya Lao Tse, hace más de dos mil años, nos dijo en el Tao Te Ching: Aquel que sabe que tiene suficiente es rico. Librarnos del tener siempre más y más que se acompaña de menos y menos satisfacción. Zafarnos de las constantes promesas de infinita realización personal. Buscar el límite a tiempo. Recortar los excesos. Asumir lo que dijo la escritora Edith Wharton: Si tan sólo dejáramos de intentar ser felices, podríamos pasarlo bien.

 

         Época de imperativos, de un superyó que no sólo ordena (de poner orden) códigos morales sino que ordena (de dar órdenes) modalidades de goce en el que anida la pulsión de muerte, más allá del principio del placer. El arrastre a los excesos sometidos al Amo y la declinación de la propia responsabilidad. Ya lo expresó a mediados del siglo XIX Nathaniel Hawthorne en el cuento La orden:

         Un hombre de muy férrea personalidad ordena a otro, bajo su dominio, que ejecute cierto acto. El primero muere de pronto; el segundo sigue ejecutando ese acto por el resto de sus días.

         Nuevas formas de hacer lazo o de aislarse, y de acceder a la información, a través de Internet. ¿Cómo está afectando la ciber-realidad?

 

Tanto Freud como Lacan señalaron que los analistas han de estar atentos a su época y a diversas ramas del conocimiento.

La producción y la clínica de Freud interfirieron en su época, aunque al principio de modo ínfimo. En 1909, diez años después de La interpretación de los sueños, Freud ya tiene cada vez más orejas abiertas en los demás pero quiere incidir todavía más. Acepta la invitación a dar unas conferencias en una universidad de Estados Unidos. Viaja con afán interferencial. Cuando entra en el nuevo continente, se inclina y dice al oído de Jung, su predilecto: No saben que les traemos la peste.

 

Este es un encuentro subversivo y político, un punto de vista diferente para abrir rendijas en las tendencias que imperan en la actualidad. Unas voces, las de los analistas, que están siendo combatidas con fiereza. El psicoanálisis es tildado de superchería esotérica por las ciencias oficiales, está casi excluido de las universidades y de casi todo el sistema público de salud, está marginado en los medios de comunicación, se publican libros que intentan demostrar que es una estafa, etc. No obstante, los analistas persistimos y los pacientes siguen acudiendo a nuestras consultas. Así que no nos victimizamos.

El psicoanálisis no es un discurso moral sino ético. Lacan indicaba que el deseo de muchos políticos es apartar el deseo. Y el poeta Paul Valéry: La política es el arte de evitar que la gente se preocupe de lo que le atañe. ¿Y qué es lo que más nos atañe? El deseo. Una máxima ética del psicoanálisis es: No retroceder frente al deseo. Quien se analiza es un sujeto advertido contra la domesticación y contra los ideales impuestos.

El psicoanálisis no persigue el éxito en el discurso social sino sólo cuestionarlo, y dar un lugar de escucha y proceso de cura a cada sujeto que lo desee, uno a uno.

 

         Es llamativo que, a pesar del empuje social a la pasión de la ignorancia, varias palabras del psicoanálisis se han colado en el discurso general, aunque a veces con los conceptos equivocados. Por ejemplo: le ha traicionado el inconsciente, se quedó en el Edipo, está reprimida, tiene un ego que se lo pisa, es un narcisista, te has puesto histérico, vaya lapsus.

Titulares de periódicos y noticias, tanto en papel como en Internet, que obtienen gran repercusión, versan sobre lapsus de políticos. Pero, claro, como no han sido dichos a un psicoanalista en sesión, no podemos hacer interpretaciones salvajes ni la fiscalía puede demandar a sus autores. Tres ejemplos:


1.-Octubre de 2009. Tras un consejo de ministros, Silvio Berlusconi, primer ministro italiano y líder del partido Pueblo de la Libertad, concede una rueda de prensa en su país. Se muestra furioso por la declaración de inconstitucionalidad de la ley Alfano, que preveía su inmunidad judicial y la de los otros tres altos cargos del Estado.

No dimitiré, soy el mejor primer ministro de la historia. Siempre me han absuelto, la prescripción no es una condena. Los juicios de Milán son auténticas farsas. Iré a la televisión y se lo contaré a los italianos. Los jueces son de izquierdas. Quieren subvertir el voto de los electores. Soy con mucha distancia el hombre político más perseguido por la magistratura de toda la historia, de todas las épocas del mundo. He estado envuelto en 2.500 audiencias. Yo he tenido la fortuna de hacer en el pasado un patrimonio importante y habré podido gastar 200 millones de euros en asesores y jueces. La persecución, naturalmente, eeeeeh, ¡abogados! [Risas del público; él permanece serio.] Ha dicho jueces en vez de abogados. ¿Qué le ha causado decir que ha pagado a jueces en lugar de a sus abogados? 

[Nota posterior: En septiembre de 2013, el Tribunal Supremo de Italia condena a Berlusconi a pagar 541 millones de euros por sobornar a un juez a principios de los años 90. Gracias al soborno, adquirió la editorial Mondadori. El juez ya fue condenado en 2007.]


2.-Marzo de 2009. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, declara en una rueda de prensa (con su homólogo ruso, Dimitri Medvedev): Hay un gran incremento de turistas españoles hacia Rusia. Estamos ya en una cifra de 500.0000 turistas / año. Por tanto, hemos hecho un acuerdo para estimular, para favorecer, para follar, para apoyar ese turismo.


3.-Año 2000. Lima. Congreso de los Diputados. Acto de jura del cargo. Cruz Gerardo Saavedra Mesones, elegido por Perú Posible (partido de Alejandro Toledo, quien lidera la oposición al régimen corrupto de Fujimori), sube al estrado. Posa la mano izquierda en una Biblia que está sobre una mesilla, levanta el otro brazo (flexionando el codo y extendiendo la palma), saca pecho y escucha la pregunta ritual. Otros congresistas juraron antes que él y otros lo harán después. Saavedra, que ha sido policía nacional, se dispone a decir la verdad, toda la verdad. Toma aire y proclama: Juro por Dios, por la plat... La plata: el dinero. Rectifica de inmediato entre el bullicio de los asistentes: Por la Patria.

[Nota posterior:

Dos años después, cuando Toledo es presidente, Saavedra es nombrado (ignoro si como reconocimiento al lapsus o todo lo contrario) vicepresidente de la Comisión de Fiscalización y Contraloría. La Contraloría es el órgano encargado de examinar la legalidad y corrección de los gastos públicos.

En 2005, la prensa publica documentos judiciales, contratos y testimonios que revelan una transacción irregular por más de 100.000 dólares a su favor mientras es congresista oficialista. No es condenado, pero allí donde se le menciona, le suele acompañar un sambenito: el de por Dios y por la plata.

En 2006, el diario Perú 21 da así la noticia de su muerte: El ex congresista Gerardo Cruz Saavedra Mesones -aquel que juró el cargo por Dios y por la plata- falleció (…).]

 

         Distinto es cuando el lapsus aparece en sesión. Dos ejemplos:

Me dice un paciente: Porque mi madre... Le interrumpo y le repito lo que ha dicho. Responde: Quería decir mi mujer. Poco después, vuelve a cometer el lapsus. El saber inconsciente insiste. Si el paciente está dispuesto a explorar el lapsus, podrá descubrir algo más de su deseo en la relación con su mujer. Si no está dispuesto todavía, si aún no ha constatado que su inconsciente habla en sus palabras, lo atribuirá al azar.

         Me dice una paciente después de quejarse una vez más de su marido y culparlo de su sufrimiento: Mis males son la causa de mi pareja, no, quería decir que mi pareja es la causa de mis males. El lapsus apunta a su propia responsabilidad.

Es crucial que llegue un momento en que el paciente deje de echar la culpa a las circunstancias y a los demás o a sí mismo. La rectificación subjetiva es un cambio que consiste en asumir la responsabilidad en lo que le ocurre, accediendo a explorar los resortes inconscientes que lo impulsan. Es una de las llaves de la curación. Los pacientes que están dispuestos, continúan y progresan; los que no, probablemente interrumpirán casi intactos. Porque abrirse al proceso de curación pasa por alcanzar una fase del tratamiento en que el paciente consiente a las verdades que le presenta su inconsciente: su propia implicación. Es clave para construir un buen cambio en la vida.

 

Terminaremos con sólo dos temas más. Ambos reflejan características generales con que la sociedad de hoy nos impele también en otros ámbitos que ustedes podrían pensar. Estos dos asuntos son: por un lado, la televisión; por otro, la oferta de garantía total, de la que desataremos tres botones de muestra: videntes, psicoterapia y la invasión de los ultralibros de autoayuda.

 

Televisión educativo-terapéutica y exhibicionista

 

Programas educativos y psicoterapéuticos con componente exhibicionista que capturan a telespectadores suscitando un goce mirón.

Supernanny y S.O.S. Adolescentes fueron de los primeros. Después, en acelerada progresión (que no ha cesado), se han sumado otros (realities, los llaman) con intervención de psicólogos, psicoterapeutas y coachers (entrenadores psicológicos): La casa de cristal, Generación ni-ni (jóvenes que ni estudian ni trabajan), Hermano mayor, Terapia de pareja, Madres adolescentes, Cambio radical, etc.

Los Colegios Oficiales de Psicólogos han guardado silencio acerca de la mayoría de los programas mencionados. Programas que cuentan con psicólogos cómplices en sus equipos.

Sobre Supernanny y S.O.S. Adolescentes, los medios de comunicación han vertido mil y una alabanzas. Han recibido varios premios que los legitiman, entre otros de dos Colegios Oficiales de Psicólogos. Incluso han sido apoyados públicamente por un ex-defensor del menor, actualmente psicólogo de una fiscalía de menores.

Son programas que muestran los conflictos y síntomas de varias familias. Psicólogas cognitivo-conductuales pasan varios días en sus hogares e instruyen a padres e hijos con lo que tienen que hacer.

         Supernanny llega como una sabelotodo y arenga a los padres con todo lo que tienen que hacer, tratándolos como unos superignorantes. Ni siquiera confecciona con su cooperación la lista de normas. Les da todo hecho, y los conmina a seguir al pie de la letra las instrucciones.

El problema es que no se cuestiona a los padres por lo que les lleva a tener conflictos con los hijos. Para efectuar un cambio sólido, es necesario acceder a ese saber que albergan dentro de sí aunque no se den cuenta.

A los padres no se les ayuda sólo con recetas: así se les daña. Sólo sabiendo más de sí mismos se podrán llevar a cabo cambios relevantes y duraderos.

         Tras el éxito de Supernanny, desembarcó S.O.S. Adolescentes, con igual tratamiento de los problemas. Cuando una chica se queja a la psicóloga de algo que no puede cambiar, recibe esta contestación: Nada, nada, nada es imposible. Nos venden una psicología todopoderosa y omnisciente.

         Otra chica presenta una fobia a colarse por el desagüe de la bañera. La psicóloga reacciona obligándola a realizar aproximaciones sucesivas. No hay una escucha del síntoma.

         Pero lo más grave radica en que estos niños y adolescentes son tomados como muñecos de feria expuestos públicamente, como objetos gozados para la mirada de los otros. La chica del desagüe podrá ser el hazmerreír de sus compañeros de clase.

         Los síntomas han de ser tratados en la privacidad de una consulta. Que un adulto acuda a Gran Hermano o a uno de esos programas de testimonios de conflictos personales, allá él. Pero un menor ha de ser protegido de ser sometido (aunque se cuente con el consentimiento de los padres) a la venta pública de sus síntomas. Estos programas dañan al menor y a sus padres. Lesionan la ética. Incluso podría plantearse si incurren en un delito contra los menores.

Otro programa. Este, por fin, provoca reuniones de varios Colegios Oficiales de Psicólogos para estudiar si se salta el código deontológico. Se titula La caja. Seis psicólogos toman a personas con síntomas y, tras varias entrevistas, las meten en una caja durante una hora.

         La caja (con varias cámaras de televisión) consta de cuatro paredes con pantallas gigantes que muestran imágenes (fijas o en movimiento) para impactar al paciente, para sacudirlo como a un monigote. ¡A ver si así se le despegan los síntomas! Incluso agreden a bocajarro con pseudointerpretaciones del origen inconsciente del síntoma en la infancia.

         No incidiré en los métodos empleados, sino en lo peor: que incurren en un espectáculo obsceno, pornográfico. Pornografía que enseña lo más íntimo del sujeto: sus síntomas, sus modos de sufrimiento y de ‘goce’, los entresijos de sus historias personales.

         Tal exhibicionismo puede ser dañino para los voluntarios ya que es, en sí mismo, un acto sintomático. Y puede despertar el morbo gozoso en la pulsión de mirar de algunos telespectadores.

         El derecho al secreto es violentado y la frontera de lo íntimo salta en pedazos. Pareciera que un secreto se caracterizara por ser lo más expuesto al mundo.

         Tiempos de omnividencia, de sujetos gozando de exponer su intimidad ante el ‘goce’ de quienes miran. Espectadores omnivoyeurs del goce del Otro, ahondando así en desconocer el propio y sus consecuencias.

         Quienes dirigen La caja arrancan secretos bajo la apariencia de la voluntariedad. Quienes acuden son responsables de su acto, sí, pero estos psicólogos los empujan con sus promesas de hacerles bien. Al precio de dañarlos, por mucho que algunos se sientan aliviados y desahogados de modo inmediato.

Les prometen que podrán encontrar el momento en que empezó todo y que vivirán una sesión de psicoterapia personalizada que les hará cambiar algo para siempre. ¡Para siempre! ¡Y con una sesión! ¿Psicólogos o futurólogos sabelotodos y todopoderosos? Hacer tal predicción es engañar.

         ¿Dejará de haber psicólogos cómplices? ¿Alguno de sus Colegios Oficiales, en vez de premiar, denunciarán estos programas con psicólogos, psicoterapeutas y coachers?

¿Nos dotaremos de una mayor regulación en la televisión? ¿Hasta dónde alcanzará el goce de los creadores y participantes de estos programas, que sacan su garra de garfio para enganchar a los espectadores? ¿Qué límites se rebasarán para dar de comer a los índices de audiencia? ¿Adónde llegará el goce de quienes ven, y qué más pedirán? Un cuento de Ana María Shua, Sorprender, nos habla de este desenfreno:

         Los artistas de circo nos preguntamos con desesperación cómo sorprender a los espectadores. Ser perfectos en la tradición no basta. Intentamos, entonces, el exceso en las suertes conocidas: un salto mortal con cinco vueltas en el aire, hacer malabarismos con diez yunques y diez plumas, tragarnos un paraguas, o un poste de alumbrado, sostener una pirámide humana en la cuerda floja, entrar a una jaula con trescientos cincuenta leones y dos tigres, hacer desaparecer para siempre a los enemigos de una persona del público elegida al azar. ¿Cómo sorprender a los espectadores? En los nuevos circos, adornamos los viejos trucos con el vestuario, con la coreografía, con las luces, con la cantidad de personas en escena. A medida que envejecemos, el exceso nos cuesta demasiado y ya no somos lo bastante bellos, lo bastante elásticos, lo bastante ingeniosos para formar parte de los nuevos circos. ¿Cómo sorprender a los malditos, a los cínicos espectadores que ya lo han visto todo? En un intento de obtener el espectáculo supremo, nos dejamos morir entre aplausos sobre la arena y no es suficiente, no es suficiente. Eso lo hace cualquiera.

 

Garantía total: tres botones de muestra

 

Uno de los disfraces del todo es posible es la promesa de garantía total. Representa una negación de la castración, un retroceso del deseo, un imperativo del goce, la entronización de un supuesto ideal sin falta.

Pero ¿qué es la angustia sino el colmo de la falta de la falta? Al impulso a un individuo y a una sociedad sin faltas se le entrelaza el encuentro de la falta como alivio curativo. Así podemos entender que millones de internautas se lancen a buscar la falta representada en un dedo defectuoso de la actriz, modelo y símbolo sexual Megan Fox. También fue un soplo de aire fresco que la hermosa modelo y actriz Mónica Bellucci admitiera públicamente que todas sus fotos están retocadas con photoshop.

         Vamos ya a las tres muestras de esas tendencias garantizadoras, absolutistas y negadoras de la falta,  muy extendidas en la actualidad.

 

         PRIMERA:

 

El mundo de videntes, mediums, sanadores mágicos... Copan una parte importante de tratamientos (¿?) a sujetos que sufren.

         He aquí el folleto publicitario de uno, que encuentro en el buzón de mi consulta (¿Me lo han dejado a mí precisamente por ver mi placa de psicoanalista? Mejor que no me ponga paranoico.): PROFESOR MELSO. Vidente médium curandero directo africano. El gran ilustre más consultado en España con rapidez, eficacia y garantía de trabajo. Especialista en problemas de amor. El poderoso mago con más de 30 años de experiencia en todos los campos de la alta magia, heredado de sus antepasados, viene de una Nación más conocedora del vudú en el desierto africano, ha resuelto miles de casos difíciles en todo el mundo. No espere más y deje de seguir sufriendo. Poderes naturales, ayuda a resolver todo tipo de problemas y dificultades por difíciles que sean. Enfermedades crónicas de droga y tabaco, cualquier problema matrimonial, recuperar la pareja y atraer personas queridas, impotencia sexual, suerte, amor, salud,  negocios, judiciales, quitar hechizos, depresión, vida familiar, mantener puesto de trabajo, atraer clientes, protección contra todo tipo de males... Si su pareja querida le ha dejado no dude en contactar con el maestro para devolverle la felicidad, tengo la solución donde otros fallan, la recuperación de su pareja es inmediata. Lo soluciona inmediatamente con resultados positivos y garantizados al 100% en 72 horas y todos los demás resultados 7 días como máximo. Tiene los espíritus mágicos más rápidos que existen en toda clase de magia espiritual y poderosa, también acepta trabajo por correspondencia en caso de no poder desplazarse al lugar, no dude en llamar al número que cambiará su vida. Recibo todos los días de 8h. a 22h. Pamplona. Tfno. 6[...]. [Las negritas son mías.]

         Un amo con un saber-amo todopoderoso, no castrado y sin falta alguna. Ofrece/exige al que consulta un lugar de servidumbre absoluta, de goce sin pensamiento, de cuestionamiento cero. Completa exclusión de la responsabilidad del sujeto: no hay rectificación subjetiva. De lo inconsciente del sujeto, nada, salvo el intento del vidente por manipularlo a su antojo, con interpretaciones salvajes incumpliendo la ética, y con ignorancia exultante de su propio deseo inconsciente (o no haciéndose cargo éticamente de lo que sabe de su inconsciente, operando por fuera de la ley inherente al deseo). Furor sanador. Pretensión de poseer la verdad del sujeto y el saber lo que le conviene.

                                           

         SEGUNDA:

 

No es mi intención en este punto criticar las terapias cognitivo-conductuales sino la afirmación de un psicólogo cognitivo-conductual con poder: presidente de una asociación para combatir la ansiedad y el estrés, y catedrático en una universidad. Ignoro si lo que ha dicho es un lapsus o lo volvería a defender.

En 2007, escribió lo siguiente sobre el tratamiento del trastorno de pánico con agorafobia: Este aprendizaje con técnicas cognitivo-conductuales necesita un tiempo aproximado de unos pocos meses, pero produce un resultado INFALIBLE. Esta infalibilidad se codea con las promesas del omnipotente vidente.

Afirmar la infalibilidad es negar la falta, que es inherente al sujeto.

         También dice, cómo no, que el psicoanálisis no es eficaz para curar el trastorno de pánico con agorafobia, después de años de tratamiento.

        

         TERCERA:

 

Libros de autoayuda que se supervenden como rosquillas (y que quizá sean comidos y evacuados como rosquillas).

         Libros de autoayuda con recetas prefabricadas que no tienen en cuenta la singularidad, que se basan en el hacer más que en el ser, que no escuchan lo que clama más allá del síntoma (más acá del sujeto).

No me refiero a todos (algunos son valiosos) sino a los que ofrecen la felicidad, la completud y la curación fácil y rápida siguiendo instrucciones precocinadas y generales. A los que se basan en la fuerza de voluntad agitada por sencillas técnicas. A los que niegan lo imposible y venden la promesa de un todo sin falta: como un más allá que lograr acá. Por eso el término ultralibros, pues el prefijo ultra significa más allá de.

Y de la ficción de película La invasión de los ultracuerpos, a la realidad de ficción La invasión de los ultralibros de autoayuda.

Es significativa de una de las corrientes de autoayuda, la dedicatoria que Eduardo Punset antepone en El viaje al amor (2007), un superventas que intenta dar las claves neurocientíficas del amor. Dice así: A las bacterias, gusanos, ratones y primates que nos han descubierto los secretos del amor de los humanos. ¿No sería un pelín más adecuado escribir libros que ayuden a amarse a bacterias, gusanos, ratones, primates y piedras, con dedicatorias de agradecimiento a los humanos por descubrirnos los secretos del amor de aquellos?

         Hay libros de autoayuda que pueden dar buenas pistas, sí, pero que pueden tornarse contraproducentes cuando el lector constata que no puede llevarlas a la práctica.

         He aquí un festín de algunos títulos (todos reales, aunque alguno no lo parezca), la mayoría escritos por psicólogos y psicoterapeutas:

-Psicología para todos: Guía completa del crecimiento personal. Lo mismo sirve para todos y, además, es un libro al que no le falta nada.

-La inutilidad del sufrimiento. Como si no hubiera síntomas con una función defensiva que hay que respetar.

-Todo es posible. Guía práctica de pensamiento positivo. En la introducción nos deslumbra: Deje atrás todas sus limitaciones y tensiones y aprenda a vivir una vida feliz libre de preocupaciones.

-Vivir sin nervios. Como si los nervios no pertenecieran a la vida.

-Aunque tenga miedo, hágalo igual. ¡A sus órdenes, mi general!

-Los secretos de los hombres que toda mujer debería saber.

-Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva. Venga, a copiar.

-Cómo adelgazar follando. Al menos, este es un libro de humor.

-Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus. Unos cuantos ejercicios para ser feliz en pareja.

-100 trucos para ser una pareja feliz. Para quienes no hayan salido airosos del libro anterior.

-99 trucos para ser más feliz. ¿No será una caja de magia?

-Haz realidad tus deseos de una vez por todas: Cómo superar los miedos y alcanzar tus objetivos mediante la técnica de la recolección de estrellas. No piensen mal: las estrellas son los deseos. Dice que “recolectar estrellas es sencillísimo” y que “con este libro puedes borrar tranquilamente todos tus programas obsoletos”.

-A tres pasos de la felicidad.

-Tú sí que puedes ser feliz pase lo que pase: cinco principios que tu terapeuta nunca te reveló.

-Feliz porque sí: Siete pasos para alcanzar la felicidad desde el interior.

-Ocho pasos hacia la felicidad.

-Los doce pasos a la felicidad.

-A quien no le hayan servido ninguno de estos libros, no podrá despreciar: La ciencia de la felicidad. ¡Ah!, si es científico tiene que ser verdad. Si falla, no falla el libro sino el lector... o hay que esperar a que la ciencia progrese aún más, ya llegará.

-Por último, si tampoco el anterior resulta, tenemos 7 estrategias para sacar partido a los libros de autoayuda. Seguro que tras leerlo, estaremos, ahora sí, preparados para volver a todos los otros libros y a muchos más. Puede que nos consideremos estafados por que nadie nos haya avisado de que hay que empezar por este. Para quien tampoco obtenga frutos de este libro, queda un último cartucho:

-El último libro de autoayuda que vas a necesitar: por qué la autoayuda no ha ayudado y cómo podría ayudar.

¿Hacemos caso al coach y presidente de Audiocolección, audiolibros de autoayuda? Dice:

Hay (...) LIBROS CON todas las IDEAS que necesitas para hacer de tu vida algo extraordinario. (...) Con el formato AUDIOLIBRO (...) ¡¡¡NO NECESITARÁS SACAR HUECOS PARA LEER!!! Lo podrás hacer mientras conduces, mientras entrenas en el gimnasio, corres, paseas o simplemente te tumbas o cocinas.

ES UNA NUEVA DIMENSIÓN, mediante la cual te puedes escuchar 3 ó 4 libros por semana con facilidad, y DIVIRTIÉNDOTE MUCHÍSIMO. (...) Un español promedio pasa 450 horas al volante. ¿Te imaginas los conocimientos que podrías adquirir en un año? ¡¡¡En ese tiempo  puedes escuchar 225 libros!!!

Si plantas las mismas semillas, y sigues los consejos y enseñanzas de aquellos cuyas vidas son “tu sueño”, conseguirás los mismos resultados. Por mágico que parezca, ES REAL. (...)

         Por último, un superbestseller publicado en 2006 en Estados Unidos. Ahora ocupa en España el número 1 entre los libros de no ficción más vendidos (quizá sería más apropiado incluirlo en la lista de libros de ficción). Lleva dos años y medio entre los tres primeros. El año pasado, fue el cuarto libro más vendido, no entre los de no ficción, sino entre todos los publicados en España. Y también ha figurado en los primeros puestos en varios países de Europa y América. Un fenómeno mundial: un síntoma mundial que llama a la reflexión.

         Se titula El Secreto, de Rhonda Byrne. En la solapa dice que, aplicando el Secreto se puede conseguir lo que muchos calificarían de imposible. En el prólogo: No hay nada que no puedas hacer con este conocimiento. No importa quién seas o lo que hagas, el Secreto puede darte todo lo que quieras. (...) Conforme vayas leyendo y aprendas el Secreto, descubrirás cómo puedes tener, ser o hacer todo lo que quieras. Sabrás quién eres realmente.

         Una pregunta pertinente: ¿qué está ocurriendo para que, en lugar de que tal mensaje genere rechazo, ninguneo, críticas, provoque que millones se lancen a leer el libro?

         El Secreto es, ni más ni menos, la ley de la atracción: Todo lo que llega a tu vida es porque tú lo has atraído. Y lo has atraído por las imágenes que tienes en tu mente. Es lo que piensas. Todo lo que piensas lo atraes. (...) La ley de la atracción dice que lo semejante atrae a lo semejante. (...) Así, cuando tienes un pensamiento, también estás atrayendo pensamientos semejantes. (...) Te conviertes en lo que más piensas, pero también atraes lo que más piensas. (...) Con este conocimiento puedes cambiarlo todo. Si lo ves en tu mente, lo tendrás en tu mano. (...) Tus pensamientos se convierten en los objetos que hay en tu vida. ¡Tus pensamientos se materializan en objetos! (...) La ley es infalible y no comete errores. (...)

         Puedes conseguir lo que te propongas en la vida, no hay límites. (...) La ley es perfecta. (...) Tampoco hay excepciones en la ley de la atracción. (...) El Universo satisface inmediatamente todas mis necesidades. (...) Eres el Amo del Universo. (...) Los métodos que funcionan en una sola persona funcionan en todas. (...) Todo lo que la mente puede concebir se puede lograr. (...) El atajo hacia cualquier cosa que desees en la vida es ¡SER y SENTIRTE feliz ahora!

         El libro expone muchos casos, incluso algunos que adjetiva de milagrosos, de personas que han logrado grandes cambios en su vida gracias a la ley de la atracción. Para aumentar exponencialmente los ingresos: Visualiza que te llegan cheques por correo. Para perder peso: Ten pensamientos perfectos y el resultado será un peso perfecto. Para la salud: Ten pensamientos de perfección. La enfermedad no puede existir en un cuerpo que tiene pensamientos armoniosos. (...) Creo y sé que nada es incurable. (...) Todo es posible.

         Recomienda hacerse la siguiente afirmación: “Yo soy completo, perfecto, fuerte, poderoso, amoroso, armonioso y feliz”.

         En fin, un libro omnipotente y adictivo que niega el sujeto y la falta, pero cuyo poder de atracción captura a tantos que se constituye en un fenómeno a estudiar. De nuevo, el psicoanálisis es llamado a ser subversivo frente a tal psicotsunami.

Y aquí el conferenciante da espacio para que ustedes tomen la palabra y abramos el diálogo. Muchas gracias por su escucha.

 

2010

Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica