-Tengo mucha inseguridad y baja autoestima.
-He tenido un hijo esperando que mejorara mi relación de pareja pero ahora estamos peor.
-Tengo un lío tremendo. No sé qué hacer con mi vida.
-Hago relaciones por Internet, pero así no acabo de encontrar una pareja.
-No consigo quedarme embarazada. No puedo tener hijos… ¿o sí pero no?
-Tengo miedo a poder salir, no, quería decir que tengo miedo a no poder salir.
-Dejo a los hombres porque sólo quieren mi cuerpo. Yo quiero uno que me quiera a mí pero no lo encuentro.
-Sé cosas que quiero hacer y me propongo hacerlas pero no las hago.
-A veces tengo una angustia como si se me fuera a abrir la cabeza y se me fuera a salir algo.
-No aguanto que mi madre me controle tanto. ¿He dicho “mi madre”? Quería decir mi mujer. ¿Habrá sido una casualidad o es por algo? No es la primera vez que me equivoco. ¿Qué me hace llamarla madre?
-La vida me va bien. Mi pareja, mis hijos, las amistades, la familia, el trabajo… Pero he perdido las ilusiones y no sé por qué.
-He venido de otro país. Allí dejé a mis padres, a un hermano y a mis amigos. He encontrado un buen trabajo. Pero aquí estoy amargado y me encierro en mi cuarto a navegar y chatear. No soporto la distancia.
-No sé por dónde empezar. Llevo años queriendo venir pero no me atrevía. Necesito llorar y no puedo... Vengo a llorar. También he perdido la risa, con lo alegre que yo era. Ahora casi estoy llorando, pero se me queda dentro, aquí, en el vientre.
-La medicación me ayuda pero no me basta. Tengo unos nervios de órdago. ¿Que qué es esto de un órdago? Pues una ansiedad que no puedo, que me deja aplastado. Una aceleración que me deja cavado, no, clavado. No sé ni lo que digo.
-Discuto con todo cristo. Es como una molestia casi continua con muchísima gente. Con muchos soy injusto y me arrepiento y tengo remordimientos. He perdido trabajos y varias relaciones por esta razón.