-Vivo amargada, apagada. ¿A dónde se fue mi vitalidad?

-La más mínima suciedad en casa me pone de los nervios. Todo tiene que estar ordenado. Que no me muevan nada de sitio. Esto me trae grandes broncas.

-Duermo tan mal que no me aguanto.

-No sé de qué me viene ni qué hacer con esta tristeza tan horrible. Más que tristeza, es como si me estuviera secando.

-Me gusta menos hablar con mi marido que chatear con un hombre que he conocido en Internet. ¡Es tan excitante! Tengo muchas ganas de quedar con él. Entonces, ¿Qué quiero con mi pareja? ¿Qué hago?

-Me cuesta horrores cuando estoy en grupo.

-Desde que he tenido un hijo, ya no deseo a mi mujer. Como si se me hubiera puesto una barrera con ella.

-Me pongo roja. Sólo pensar que me voy a poner roja, me hace ponerme roja. Lo paso muy mal. Quiero estar a gusto cuando hablo con los demás. Odio ser el centro de atención. Paso mucha vergüenza.

-Tengo complejo de pene pequeño.

-A pesar de que duermo muy bien, me entra demasiado sueño durante el día.

-No puedo evitar comprobar una y otra vez si he apagado el horno, si he dejado el coche cerrado, si he apagado todas las luces cuando salgo de casa, si he cerrado los grifos… Me angustio si no lo miro, me tranquilizo cuando veo que todo está bien, pero enseguida me vuelve la duda y el agobio por si me he dejado algo…

-Me llevo a matar con… No hace más que meterse en mi vida y criticarme, y yo le digo que sí para que haya paz, pero me reconcomo por dentro…

-Vivo con tantos nervios que me agoto y me desgano y cada vez hago menos lo que quiero.

-Me vienen y van unos fuertes dolores en el estómago y los médicos no encuentran nada.

-Desde que me abandonó mi novia no estoy centrado. Me he volcado en el trabajo, pero pienso todos los días en ella. Estoy hundido. No fue clara conmigo cuando me dejó y le doy muchas vueltas a qué hice mal.

-Se me va la cabeza, como si se me separara, y eso me angustia.