Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica
UN DESCUBRIMIENTO NAVIDEÑO
(12/2007)
Descubrí la verdad cuando tenía ocho años. Desde entonces, nunca he vuelto a confiar en mi padre. En mi madre sí, la pobre.
Me lo había contado mi mejor amiga la víspera de Nochebuena: “Los Reyes Magos son de mentira. Los regalos los traen los padres”.
No me lo creí: “Mis padres no me dicen mentiras. ¿Y cómo van a mentir todos los padres?”.
Pero me puse roja al decírselo.
Fue un cinco de enero. Estaba sola en casa con mi hermano mayor. Entré al dormitorio de los secretos y miré debajo de la cama. Abrí armarios y cajones. Allí escondían los regalos, en la parte de arriba del armario, bajo una manta.
Dejé todo como lo había encontrado, salvo una carta que cogí de un cajón de mi padre, dentro de una revista de motos. Sin fecha. Firmada por él.
Me encerré con pestillo en el baño. Sentada en el suelo, la leí. Terminaba así: “Te quiero y siempre te querré. Nunca podré querer a nadie como a ti”. La carta no se dirigía a mi madre.
Guardé el secreto hasta los diecisiete años, haciéndoselo pagar muy caro a mi padre.
Una noche llegué borracha varias horas más tarde de la hora. Él se levantó y me pegó un tortazo. Corrí a mi cuarto, saqué la carta de su escondrijo y se la di.
Leyó las primeras líneas, me miró y bajó los ojos para continuar hasta el final.
“Fue mi primera novia, cuando tenía tu edad.”
Pero ya no podía creerle.
12/2007
Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica