Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica
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MOTIVO Y DEMANDA EN PSICOANÁLISIS
(29-IV-2024)



MOTIVO Y DEMANDA

EN PSICOANÁLISIS

 


29 de febrero de 2024

Mesa redonda.

Escuela Lacaniana de Psicoanálisis

del Campo Freudiano.

Sede de Bilbao.

“Espacio Psicoanálisis y Salud Mental”.

Tema: 

“Diferencia entre

 consulta y 

demanda (consciente e inconsciente)”.

 

El motivo de consulta del paciente son los malestares, el sufrimiento o las dudas sobre qué le pasa.

         Tal motivo de consulta puede acompañarse de una demanda manifiesta, consciente. Es el ‘enunciado’ de la demanda, ‘lo dicho’.

         Esta demanda consciente alberga una demanda latente, inconsciente. Es la ‘enunciación’ de la demanda, ‘el decir’.

 

         Sin protocolos, se trata de singularizar los motivos de consulta y las demandas. Jacques Lacan, en una ponencia en un Colegio de Médicos en 1966, “Psicoanálisis y Medicina” (Intervenciones y textos 1. Manantial, Buenos Aires, 2014), de la que extraigo las citas salvo cuando indique otra fuente, dice que escuchar singularmente la demanda es “como llega a individualizarse, a especificarse, a valorizarse retroactivamente, lo que hay de original en esa demanda al médico”.

 

Lacan indica que motivo de consulta y demanda consciente no son suficientes: “Responder que el enfermo viene a pedirnos la cura no es responder. (…) No digan que espera de él pura y simplemente la curación. Coloca al médico ante la prueba de sacarlo de su condición de enfermo, lo que es totalmente diferente, pues esto puede implicar que él esté totalmente atado a la idea de conservarla. Viene a veces a demandarnos que lo autentifiquemos como enfermo; en otros muchos casos viene, de la manera más manifiesta, para demandarles que lo preserven en su enfermedad, que lo traten del modo que le conviene a él, el que le permitirá seguir siendo un enfermo bien instalado en su enfermedad. Lacan recuerda un enfermo suyo en un “formidable estado de depresión ansiosa permanente, que dura desde hace ya más de veinte años, (…) que venía a buscarme aterrorizado ante la idea de que yo hiciese lo más mínimo”.

 

Lacan propone ir más allá del modelo médico, del motivo de consulta y de la demanda manifiesta. Interrogarse por “la estructura de la falla que existe entre la demanda y el deseo. Cuando un sujeto pide algo, según Lacan, “esto no es para nada idéntico, e incluso a veces es diametralmente opuesto, a aquello que desea”.

         Por esto, añade a la ética del deseo, “la dimensión ética que se extiende en dirección al goce”.

Ética del deseo: no ceder, no retroceder ante el deseo.

Ética ante el goce: su localización, su atemperación, su limitación (imposible el goce cero); el paso de un sujeto al servicio del goce, hacia un goce encauzado al servicio del sujeto.

El goce: mezcla turbia entre insatisfacción consciente mortificante y satisfacción inconsciente dañina.

 

         Dijo Lacan en El seminario 10, La angustia (lección XIII, “Aforismos sobre el amor”. Paidós. Buenos Aires, 2006 194): Sólo el amor permite al goce condescender al deseo.

Aforismo que rasco y estiro así:

Sólo el AMOR de transferencia

permite

al GOCE de la DEMANDA

condescender

al DESEO del saber inconsciente.

         Amplío:

Sólo el AMOR de transferencia

(de transferencia 

al supuesto saber del analista

y de transferencia de trabajo

por el saber inconsciente)

permite

al GOCE de la DEMANDA

condescender

al DESEO por las verdades inconscientes.

 

La ciencia empírica no tiene en cuenta el goce, y desoye al sujeto del inconsciente. El cuerpo no es sin goce. Dice Lacan: “(…) un cuerpo está hecho para gozar, gozar de sí mismo. La dimensión del goce está excluida completamente de (…) la relación epistemo-somática. Pues la ciencia no es incapaz de saber qué puede; pero ella, igual que el sujeto que engendra [un sujeto sin inconsciente], no puede saber qué quiere”.

 

* * *

 

A partir de las demandas, se trata (cuando sea posible) de:

 

1.-Distinguir si el paciente está expresando una demanda consciente o inconsciente.

 

2.-En la demanda consciente, seguir la pista a la demanda inconsciente que la atraviesa: ¿Qué decir inconsciente se desliza en los dichos conscientes.

 

3.-Frustrar las demandas del paciente para acotar el goce y posibilitar el deseo. Satisfacer las demandas obtura tanto la falta como el deseo. Una forma de frustrar una demanda: puntuando un discurso metonímico o un discurso inflado de queja para interrogarlo o para hacer un corte de sesión.

 

4.-Difenciar la demanda que se dirige a un Otro (en lo simbólico) o a un otro semejante (en lo imaginario).

 

5.-Considerar que la demanda inconsciente cursa con una demanda de amor, una demanda de reconocimiento, una demanda de presencia.

 

6.-Escuchar/leer (como un lector de las manifestaciones de lo inconsciente) el texto oral relatado por el paciente (que es el escritor). El analista escucha/lee las entrelíneas, el lenguaje, las cadenas de significantes, la sintaxis, la gramática, los lapsus, las palabras con similitudes de sonidos o con varios significados, etc. Como dijo Lacan: “(…) el inconsciente descubierto por Freud [es] en la medida en que está estructurado como un lenguaje. (…) [y] hay un deseo porque hay inconsciente, es decir, lenguaje que se escapa al sujeto en su estructura y sus efectos, y hay siempre a nivel del lenguaje algo que está más allá de la conciencia, y es allí donde debe situarse la función del deseo”.

 

7.-Rastrear y acotar el goce implícito en la demanda inconsciente. El goce está más allá del principio del placer. Tiende al exceso, a la tensión, al rebasamiento de límites. “El placer es una barrera al goce”. Y el deseo pone coto al goce, pues el deseo se acompaña de la ley, mientras que el goce es un fuera de la ley. En el goce, más es menos. En el deseo, menos es más.

Dice Massimo Recalcati (cap. “La dinámica de la entrevista clínica y la triada de base: síntoma, demanda y transferencia”, en el libro de clases La práctica de la entrevista clínica: Una perspectiva lacaniana. Santiago de Chile, Pólvora Editorial, 2021, 87): “Si en la formación del inconsciente prevalece la dimensión semántica del ‘querer decir’ [y del deseo inconsciente en lo que quiere decir], en el síntoma prevalece un ‘querer gozar’ [un imperativo de goce] que lleva consigo un sufrimiento”. Un goce que orienta lo pulsional, no lo placentero. Un síntoma impelido por un goce sufriente.

 

8.-Posibilitar que asome el deseo (deseo inconsciente) más allá de la demanda. Acceder a verdades inconsciente del sujeto, sabiendo, el analista (como sostiene Lacan) que la verdad solo puede medio decirse y medio conocerse, que la verdad tiene estructura de ficción, que la verdad puede hacerse causa de deseo. Como dijo Nietzsche (aforismo del que se hizo eco Lacan): Cada uno alcanza la verdad que es capaz de soportar”.

 

9.-Dar espacio a la transferencia. Desde una transferencia imaginaria a una transferencia simbólica. Catalizar el pasaje del amor de transferencia hacia una transferencia de trabajo: espoleado por el deseo de saber en detrimento de la pasión de la ignorancia. Lacan: “(…) la posición que puede ocupar el psicoanalista, es (…) la de aquel que tiene que responder a una demanda de saber, aunque sólo se pueda hacerlo llevando al sujeto a dirigirse hacia el lado opuesto a las ideas que emite para presentar esa demanda. Si el inconsciente es lo que es, no una cosa monótona sino, en cambio, una cerradura lo más precisa posible, cuyo manejo no es otro que abrirla al revés con una clave-llave, que está más allá de una cifra [más allá del mero desciframiento de sentido, más allá del sentido, en apertura al sinsentido], esta abertura solo puede servir al sujeto en su demanda de saber. Lo inesperado es que el sujeto confiese él mismo su verdad y que la confiese sin saberlo”.

Y dice Lacan en El seminario 20, Aún, lección VI, “Dios y el goce de la mujer”. Paidós, Buenos Aires, 2012, 83: “A aquel a quien supongo el saber, lo amo”.

Este amor de transferencia presenta dos facetas que se interfieren: una de resistencia al saber bajo el amor imaginario y otra de trampolín hacia el deseo de un saber inconsciente. 

 

10-Atender al pasaje de una demanda de curación asentada en que, sobre todo, los demás son culpables del sufrimiento del sujeto, hasta un deseo del sujeto por saber de su propia implicación, de su responsabilidad. Esto permite la rectificación subjetiva.

 

* * *

 

         He intentado exponer unos esbozos teóricos enfocados en la práctica clínica. Empecé a escribir reservando una viñeta clínica para el final. ¿Para qué no comencé por la viñeta, ya elegida? Espero no haber incurrido en el goce de la ‘teoritis’, tan perjudicial como una peritonitis si no se detecta.

         En vez de la viñeta, concluiré con un poema que podría representar las palabras de un paciente que se dirige a su analista. Es un ejemplo del goce incluido en el sufrimiento y del impulso a conservar tal goce. Un ejemplo en que analizar la demanda, el goce, el amor, la resistencia, el deseo, la verdad…

Es un poema-canción de Manuel Machado, “La pena”, que cantó Enrique Morente. Pertenece al ‘cante jondo’ del flamenco. Es una ‘seguirilla gitana’ o ‘seguirilla del sentimiento’. Una segurilla es la quintaesencia de la hondura del sentir: poca letra y mucho ‘quejío’ (tanto que pueden incurrir en el goce de la queja). También sugiere que el síntoma tiene origen inconsciente. Dice así:


Mi pena es muy mala,

porque es una pena que yo no quisiera

que se me quitara.

 

Vino como vienen,

sin saber de dónde,

el agua a los mares, las flores a mayo,

los vientos al bosque.

 

Vino, y se ha quedado

en mi corazón,

como el amargo en la corteza verde

del verde limón.

 

Mi pena es muy mala,

porque es una pena que yo no quisiera

que se me quitara.

 

Como las raíces

de la enredadera,

se va alimentando la pena en mi pecho

con sangre de mis venas.

 

Yo no sé por dónde,

ni por dónde no,

se me ha liao esta soguita al cuerpo

sin saberlo yo.

 

Mi pena es muy mala,

porque es una pena que yo no quisiera

que se me quitara.


29-IV-2024

Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica