Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica
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DUDAS, PRISAS Y ANGUSTIAS
(2010)

De escasos efectos suele resultar el mero propósito de la voluntad de desacelerarse, tranquilizarse, desestresarse, desagobiarse y quitarse los nervios y los miedos. Planificaciones y buenas intenciones caen en saco roto cuando tal sufrimiento es un síntoma. Queda sin tocar el meollo del problema, inconsciente, donde reside la solución.

Lo mismo respecto de las dudas incesantes y la indecisión. ¿De qué sirve que alguien aconseje: “Basta ya, decide de una vez y no le des más vueltas”, si el sujeto no lo pone en práctica, si hay algo (que ignora aunque lo sepa inconscientemente) a lo que no está dispuesto a renunciar?

Cuando se puede salir de ahí, ha llegado la hora de ponerse en tratamiento. Hay sujetos cuyo reloj no les permite ir todavía (lo harán cuando toquen fondo, o casi). Otros, con las agujas marcándoles la hora de la cita, toman impulso con un mínimo de valentía del deseo y se apresuran a llamar. Y otros, quizá jamás acudan a la cita, viviendo dándose plantón a sí mismos, lo cual es algo que debemos respetar, pues el furor de curar es contraproducente.

Lacan nos enseñó que la prisa no es una cuestión de tiempo, sino que tiene que ver con la proximidad del ‘goce’ (ese entrelazamiento entre sufrimiento y satisfacción inconsciente, que anida en el síntoma) y con la cercanía de la ‘verdad’ inconsciente del sujeto. Una verdad inatrapable del todo que la prisa deja escapar por presentirla con el horror de la angustia.

Las dudas atroces no son causa de angustia (aunque lo parezca) sino que la angustia causa las dudas. La prisa tampoco es causa de angustia sino que la angustia causa una prisa que intenta atenuar la angustia. Por eso no se pueden disolver las dudas y la prisa patológicas con buenas intenciones y con planes que sólo apelan a lo consciente: porque son estrategias sintomáticas con que el sujeto intenta defenderse de la angustia y porque apuntan a un conflicto psíquico no resuelto que está en otro lugar.

Prisa y dudas al servicio tanto del desconocimiento de las verdades del sujeto, como del dar rienda suelta al ‘goce’ del síntoma.

 

2010

Ernesto Maruri Psicólogo Clínico Pamplona Orientación Psicoanalítica